Ansiedad y medicación: Tratamientos farmacológicos
¿Cómo se tratan los trastornos de ansiedad?
Los
trastornos de ansiedad se pueden tratar con psicoterapia, medicamentos o
ambos. El tratamiento ayuda a la mayoría de las personas a llevar una vida
normal y productiva.
Los
métodos de la psicoterapia incluyen:
Terapia
cognitivo-conductual: Enseña diferentes formas de pensar,
comportarse y reaccionar a las situaciones que desencadenan los
problemas.
Terapia
cognitiva: Ayuda a identificar, cuestionar y
neutralizar los pensamientos perjudiciales o distorsionados.
Terapia
de exposición: Ayuda a enfrentar los miedos para
poder participar en las actividades que se han evitado.
Los
medicamentos pueden aliviar los síntomas pero no curan los trastornos de
ansiedad:
Los
medicamentos para la ansiedad (ansiolíticos) pueden reducir los
síntomas, los ataques de pánico, el miedo extremo y la preocupación.
Los antidepresivos pueden
mejorar la forma en que el cerebro utiliza ciertas sustancias químicas que
controlan el estado de ánimo y el estrés.
Los betabloqueantes pueden
aliviar síntomas físicos de la ansiedad como latidos cardíacos rápidos
(taquicardia), temblores y rubor.
(Fuente :MedlinePLus)
(Duración : 4: 38 )
Autor del Texto : Carlos De Lope , Psiquiatra
La ansiedad como mecanismo adaptativo de defensa da lugar
en el organismo a cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se genera
y manifiesta a nivel del sistema nervioso, que está compuesto fundamentalmente
por unas células denominadas neuronas. Las neuronas constituyen las unidades
elementales para la trasmisión de información del sistema nervioso. La
información dentro de una misma célula viaja de un extremo al otro mediante
impulsos eléctricos. Pero este impulso eléctrico no puede pasar
directamentamente de una neurona a la otra, dado que entre ellas hay un espacio
(el llamado espacio sináptico) y no se tocan entre sí. La comunicación de una
neurona con otra se produce mediante neurotransmisores, que son sustancias
químicas liberadas por los terminales neuronales. Estos neurotransmisores, que
para entendernos son como llaves químicas, son liberados al espacio sináptico
(que separa una neurona de la contigua) por donde viajan hasta alcanzar los receptores
(digamos que son como cerraduras químicas) de la neurona siguiente, originando
cambios en la permeabilidad de su membrana lo que genera un impulso o potencial
eléctrico, que viajará a lo largo de la célula, hasta el otro extremo, y así
sucesivamente hasta que sea necesario.
La mayoría de los tratamientos psicofarmacológicos
empleados en la actualidad por la psiquiatría actúan químicamente sobre los
sistemas de neurotransmisión tratando de regular, convenientemente, la
actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno
que se desea tratar.
En el tratamiento de la ansiedad, se emplean habitualmente
dos tipos de fármacos: los ansiolíticos, y los antidepresivos.
Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las
benzodiacepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam,
etc). Producen un efecto tranquilizante. Actúan reduciendo los síntomas de
ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la
frecuencia de los episodios de angustia. Los principales efectos adversos de
las bezodiacepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria,
alteraciones de la atención y de la concentración. El deterioro de estas
funciones cognitivas suele ser transitorio ( se experiementa mientras se está
tomando el medicamento) y sólo se produce con dosis elevadas y prolongadas en
el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar
efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de
efectividad).
Los antidepresivos comúnmente empleados hoy en día en el
tratamiento de los trastornos de angustia son los ISRS (Inhibidores Selectivos
de la Recaptación de la Serotonina). Constituyen el tratamiento de elección
primaria. Diversos estudios apuntan a la implicación de la serotonina como
principal neurotransmisor involucrado en los trastornos de ansiedad, aunque hay
otros. El grupo de los ISRS está constituido por la Fluoxetina, Paroxetina,
Fluvoxamina, Sertralina, Citalopram y Escitalopram. Poseen una alta especificidad
contra la ansiedad y escasos efectos colaterales (principalmente la ganancia de
peso, somnolencia, y disfunción sexual). Apenas presentan interacciones con
otros medicamentos y no crean dependencia. Como inconvenientes de los ISRS
citaremos los efectos secundarios de los primeros días (náuseas, cefaleas,
incremento transitorio de la ansiedad, etc..) Por ello es conveniente iniciar
el tratamiento con dosis bajas, y asociar tranquilizantes las primeras semanas.
En algunos pacientes, dependiendo también del fármaco elegido, pueden ocasionar
alguna ganancia de peso, o cierta pérdida de apetito o respuesta sexual.
Normalmente, el médico informará al paciente sobre el carácter leve y
transitorio de estos posibles síntomas adversos. Otro inconveniente es que el
efecto terapéutico no se inicia hasta las 2-3 semanas de iniciar las tomas del
antidepresivo.
Existe con mucha frecuencia una reticencia inicial al
tratamiento psicofarmacológico, fundamentada principalmente en el
desconocimiento del paciente respecto a la medicación y el temor por su parte a
hacerse dependiente de la toma de éstos medicamentos, o a que le ocasione una
excesiva sedación.
En muchas casos, tras lograrse el efecto terapéutico y
remitir o desaparecer la sintomatología, el enfermo ya se cree curado y en
ocasiones abandona precipitada y bruscamente la medicación. El profesional
deberá advertirle de los riesgos inherentes a esta suspensión brusca o
prematura. La retirada del medicamento deberá ser programada por el médico en
el momento apropiado y de una forma paulatina. Así mismo el profesional deberá
insistir en el correcto cumplimiento de las tomas del fármaco como única vía
para lograr el deseado efecto terapéutico. Deberá informar también al paciente
sobre la posibilidad de otras alternativas farmacológicas distintas a las
benzodiacepinas y los ISRS para el caso que no se lograse con ellos una
evolución clínica favorable. De la misma manera informará al enfermo sobre los
riesgos de la automedicación.
Como coayudante al tratamiento psicofarmacológico se
deberá intentar una modificación de los posibles hábitos que pudieran influir
negativamente en la mejoría de la ansiedad (por ejemplo: consumo de cafeína,
alcohol, cannabis, etc...)
El abordaje psicoterapéutico de los trastornos de angustia
consiste principalmente en eliminar los temores que pueden dar lugar a los
síntomas somáticos que el paciente percibe, así como suprimir la
interpretaciones erróneas de las diferentes sensaciones corporales, junto a la
anulación de las posibles conductas de evitación respecto a los estímulos
ansiógenos.
Existen numerosos estudios que demuestran las ventajas de
los tratamientos combinados ( psicofarmacológico y psicoterapéuticos) de los
trastornos de ansiedad. Parece que incluso en ciertos casos la estrategia de
utilizar tratamientos combinados produce un resultado terapéutico inmediato
superior al obtenido con un abordaje psicoterapéutico o psicofarmacológico por
separado. También se ha observado que a largo plazo, y en ciertas ocasiones que
estas ventajas parecen ser menores o incluso desaparecer. La secuenciación
adecuada de farmacoterapia y psicoterapia cognitivo-conductual puede ofrecer
muy buenos resultados. Las técnicas cognitivo-conductuales pueden ayudar,
también, en los procesos de discontinuación de la medicación, muy
particularmente en el caso de largos periodos de consumo de ansiolíticos.
Farmacia Carmen Torres
Farmacia de la salud
Getafe ( Madrid )
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